¡Los recuerdos también huelen!
Quién no ha inspirado profundamente un día de lluvia para impregnarse del olor a tierra mojada. O quién no ha abierto un libro nuevo y se lo ha acercado a la nariz para oler sus hojas.
Vas caminando por la calle cuando de pronto olfateas algo que no habías olido en años. Inmediatamente tu mente regresa en el tiempo y una memoria quizás olvidada se presenta ante ti.
Exactamente ¿cómo es que un olor puede hacer esto?
Los olores tienen la habilidad de llevarte de vuelta al momento en que ocurrió un determinado evento de tu vida, y de devolverte la emoción que sentías en aquel mismo instante. Esta capacidad se debe a que el olfato es el único de los sentidos que conecta directamente con el complejo amígdala-hipocampo, que son las estructuras neuronales que sustentan las emociones y la memoria.
Recuerda que cada vez que el olor de algún lugar o persona te haga viajar a tu pasado, estarás experimentan- do el Efecto Proust, porque en sus propias palabras:
“Cuando nada subsiste ya de un pasado antiguo, cuando han muerto los seres y se han derrumbado las cosas, solos, más frágiles, más vivos, más inmateriales, más, persistentes y más fieles que nunca, el olor y el sabor perduran mucho más, y recuerdan, y aguardan, y esperan, sobre las ruinas de todo, y soportan sin doblegarse en su impalpable gotita el edificio enorme del recuerdo.”